El espejo roto
El hombrecito que cantaba sin cesar
el hombrecito que bailaba en mi cabeza
el hombrecito de la juventud
rompió el cordòn de su zapato
y todas las barracas de la fiesta
se derrumbaron de repente
y en el silencio de esa fiesta
en el desierto de esa cabeza
oì tu voz feliz
tu voz desgarrada y fràgil
infantil y desolada
que venìa de lejos y me llamaba
y me llevè la mano al corazòn
donde se agitaban
ensangrentados
los siete trozos de espejo de tu risa estrellada.
Jacques Prevert
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*no al efecto de felicidad conformista**
***no a la lejanía*